16 de Noviembre

Le voy a echar tanto de menos, cada día se hace un poco más duro, porque siento que cada día es un día menos, que cada día se acerca más al final... Estoy distraída y a veces, casi se me escapan las lágrimas cuando estoy a su lado. Pero no debo llorar cuando esté con ella. Parecía que al hacer caso y tomarse las pastillas le dolía un poco menos, pero hoy ha estado más de medio día en la cama, y eso hacía tiempo que no lo hacía. Siento como se me va poco a poco, y no puedo evitar llorar ahora, ya que debo contener las lágrimas el resto del día. Me cuesta mucho dormir, me voy muy tarde a la cama para poder estar lo suficientemente cansada para poder dormir. Aún así, no lo consigo, y leo durante un buen rato más, pero después le sigo dando mil vueltas a todo.
A veces, deseo que todo acabe, para que no le duela más, y pienso ingenuamente que cuando termine podremos volver a la normalidad, y luego recuerdo, que ella no estará, y que la normalidad ya nunca será posible. Siento como si fuera un sueño, pero el despertar será terrible, pues algo que antes estaba ahí, ya no lo estará nunca más, ella. La quiero tanto, no puede ser verdad. Y ahora lloro, como todas las noches, cuando parece que el peso de todo el día, el peso de estar creyendo que todo es mentira, que todo está bien, cae por fin y entonces arrastra todo, y me arrastra a mí también.
Intento trabajar, pero no puedo, todo pierde importancia y no puedo concentrarme, me limito a vagabundear mirando tonterías por internet, buscando tutoriales, modelos, hablando por el messenger... Creí que podría, que yo era fuerte para llevarlo todo, pero en muchos momentos estoy segura de que no, de que no puedo más, de que esto es imposible...
Y pido milagros aunque no creo en ellos, o pido que no sufra, pero eso también parece un milagro, o pido sólo que sea feliz lo que le quede, pero el dolor parece impedírselo, todo es tan injusto...
Te quiero, mami.