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Sunday, September 04, 2005

Agosto

He estado escribiendo un pequeño diario desde que recibí la noticia, pero no tenía conexión a internet. Ahora lo transcribo aquí, porque creo que me servirá de ayuda. No espero que a nadie le interese, sólo es una sucesión de mis últimos pensamientos, ideas. Si alguien llega aquí, le advierto que puede ser bastante deprimente, algo lógico teniendo en cuenta mis ciscunstancias actuales. Lo coloco tal y como lo había escrito, sin cambios, continuaré cuando tenga ganas o fuerzas, o necesite desahogarme a partir del final de este post.
13/08/2005
Ayer fue un día horrible, a pesar de que quizás algo ya me avisaba, a pesar de que lo veía como una posibilidad, aunque nadie me hubiera advertido de ello.
La veo allí, tumbada en la cama, y algo se rompe dentro de mí, como ese algo que está en ella y me la arrebata poco a poco. Es una condena de muerte y no puedo apelar a nadie, no puedo pedir millones de firmas, no puedo salir por televisión…no puedo hacer nada para evitarla…
Alguien sabio (de esta sabiduría que se ve por los weblogs) dijo no hace más de unos meses: no puedo ver a mi madre llorar. Yo tampoco, no puedo verla así, no puedo verla apagarse día a día sin saber hacer nada, sin poder hacer nada. Daría lo que fuera por cambiarme por ella. Sí, incluso lo he intentado, en la desesperación he intentado hacer un pacto con el demonio, pero nadie se ha presentado. Mi cabeza no anda muy fina, será consecuencia de tantos libros y estúpidas películas sobre el tema.
Y la miro, y fotografío con mi mirada cada rincón de su cuerpo, una peca, un lunar, … cualquier cosa que ya he visto antes mil veces pero que nunca había observado con tanta atención. Cualquier imperfección en ella, hoy y en adelante es y será perfecta, porque está ahí y siempre lo estuvo, pero sobre todo porque puede ser el último día que la observe…
Nunca he creído en supersticiones, o por lo menos ya hace muchísimo tiempo que no… ¿pero entonces por qué soporté la noticia tan estoicamente? Por qué ni siquiera salió un lágrima, por qué lo oí como si estuviera preparada para ello, cómo si fuera un posibilidad más, algo lógico… Es como si ya lo supiera… Pero ahora es tan duro, y ahora sí lloro a todas horas, excepto cuando estoy con ella… o con mi padre…
Y tengo miedo, y mil dudas, pero la peor de todas es cómo vamos a decírselo, quizás la mate antes… pero hay cosas que sólo ella puede decidir, sólo ella…
No pido milagros, ya no, ha pasado por esto tantas veces, y siempre había salido… Claro que no entiendo por qué esta vez no puede ser igual que las otras. ¡Qué ironía! Y para animarla le decíamos, no te preocupes, verás que esta va a ser la última vez… ¿por qué no pudimos equivocarnos en esa simple frase?
Como he dicho, no pido milagros, sólo pido que no le duela, que no sufra… Es lo único que me queda por pedir…Lo único, aunque quizás tampoco sea posible… Y eso no sé si podré soportarlo…
Claro que sólo es una forma de hablar, sé de sobra que tengo que ser fuerte, por mí, por ella, por mi padre y por mi hermana… Todos tenemos que serlo…Y cuando uno se derrumbe siempre tiene que quedar otro en pie para levantarle…

14/08/2005
Esta noche la he pasado junto a su cama del hospital. Se va recuperando de la operación, y se le ve mejor. Entonces, cuando estoy a su lado, me siento una traidora, porque le digo que la veo mejor, que hoy la levantarán y ya no le dolerá tanto. Y pienso en el momento en el que lo sepa. No sé cómo va a reaccionar, no lo sé, y me da miedo…Y cuando duerme, parece tan relajada, ajena a todo…
Y ahora mismo, mientras escribo, las lágrimas no me dejan ni siquiera ver la pantalla de mi ordenador… Tenía tantas cosas que hacer este verano. Y me había prometido seguir con ellas, terminarlas, para estar ocupada y no pensar en eso. Pero no puedo, de lo único que puedo tener ganas es de escribir estas líneas, y ya ni eso… Todo esto me viene demasiado grande. Pensé que podría con ello, pero ya no estoy segura. Y hoy otra vez he visto a mi padre llorando, y entonces, yo también me derrumbo y no puedo más…
Menos mal que ahora estoy sola, porque a veces los sollozos se me quedan cortos y necesito llorar más alto, haciendo ruido. Pero cuando están todos, tengo que ocultarme, fingir que voy al baño, y llorar en silencio…Y sé que llorar no sirve de nada, pero no sé hacer nada mejor. Toda la noche reprimiéndome porque estaba a su lado, ahora tengo que hacerlo…
Y me dicen “tienes que dormir”: no puedo, ayer le eché la culpa a la gente que está de fiestas… gritaban, cantaban y hablaban en voz alta toda la noche… Y el dolor, cuando los demás son felices, es más intenso, o por lo menos, lo parece…
Y esta noche, miraba preocupada los goteros, por si alguno se terminaba… Pero sí he logrado dormir a ratos, quizás estaba demasiado cansada, pero hasta me siento un poco culpable por ello…
Y pienso en mi vecinillo, cuando venga y pregunte por ella. Un día no estará… Pero también pienso en mil cosas más, todas tristes, cuando se lo diga a Elena (tengo tantas ganas…) Pero por el momento no puedo, tenemos un pacto de silencio. Ella no debe saber nada, por lo menos hasta que se recupere de la operación… Después tenemos dudas, porque si se lo decimos quizás pase su último tiempo llorando o se le ocurra hacer una locura, o qué sé yo… Pero debe saberlo, nos dieron la opción de ponerle quimioterapia de nuevo… pero esta vez no serviría para salvarle la vida, eso nos lo han asegurado. Quizás podría reducirlo, pero quizás no… De todos modos, como mucho, y no es seguro, le podría alargar la vida un poco… No creo que ella quiera, ya ha pasado dos veces por ella, y la última, el año pasado, lo pasó tan horrible, que me dijo varias veces que prefería estar muerta. Pero esas veces había un porqué, después de la quimio volvería a estar mejor… y por eso la soportó. Pero esta vez, ni siquiera sirve para mejorarla. Cada vez que le daban una sesión, se pasaba dos semanas realmente mal. Y cuando empezaba a sentirse mejor, le volvían a dar otra sesión. Es muy duro decirlo así, pero no creo que merezca la pena que sufra tanto si ni siquiera hay una pequeña esperancita…De todos modos, como he dicho, eso tiene que decidirlo ella…

Y cuando estoy a su lado, tengo unas ganas enormes de alejarme de ahí, para no verla, para no sufrir, para imaginarme que está en casa, o en otro lugar… Pero cuando estoy lejos, me siento mal, incluso físicamente, y necesito estar a su lado de nuevo…
No sé cómo voy a poder con esto…


21/08/2005
Hace más de una semana que la operaron, y que nos dieron la noticia. Hemos pasado por muchos estados, hasta habíamos pensado en ocultárselo hasta que ella se fuera dando cuenta, para que no pasara tanto tiempo infeliz. Pero creo que no va a poder ser. Mañana nos dirán algo, quizás hay una ínfima esperanza, aunque no quiero aferrarme a ella, sin apenas darme cuenta, lo hago… Dijeron que podría haber la posibilidad de darle quimioterapia para intentar reducirlo y después quizás podría operarse de nuevo. No quiero hacerme ilusiones. Ni siquiera han dicho que operándola de nuevo si se lograra reducir cabría la posibilidad de salvarle la vida. Pero no sé, sé que ella es tan fuerte, lo ha superado tantas veces, que me niego a creer que esta vez no podrá con él. Todo es esperar para ver que dicen exactamente mañana y qué posibilidades reales habría… Sé que es algo prácticamente imposible, después de todo, pero no puedo evitar ver un rayito de esperanza…

24/08/2005
Cuatro meses, así de simple, fue la respuesta del oncólogo ante la pregunta titubeante que le hicimos. ¿Cómo puede reducirse el tiempo de vida de una persona a dos palabras que expresan un lapso de tiempo tan tan corto? Sigo sin creérmelo, creo que por eso estoy tan serena. Me repito y les repito a todos una y otra vez: “Hay que ser fuertes” Mi cuñado dice que no, que hay que hacerse los fuertes, pero no estoy de acuerdo, hay que serlo, no hacérselo… A veces me desmorono y lloro sin cesar, pero la mayor parte del tiempo me sorprendo a mí misma por mi fortaleza, quizá lo he repetido tanto que ya me lo creo…Pero me sigo sintiendo culpable por engañarla así. Al final hemos decidido no decírselo de momento. En realidad, vamos a ocultárselo todo lo posible… Es tan poco tiempo que creemos que no le daría tiempo a asumirlo, recuperarse y decidir que va a hacer con el tiempo que le quede… De todos modos, no podría, tendrá que hacerse mil análisis, recibir todas las semanas visitas de médicos para paliar los efectos de la enfermedad… Los doctores se asombran de que no les pregunta nada. Quizá lo imagina, quizá lo sabe pero prefiere ignorarlo como ha hecho otras veces que había tenido la misma enfermedad, como por ejemplo, ante la quimioterapia. El año pasado, con la operación del segundo pecho, le advirtieron que lo más probable era que sí tuviera que tomarla, pero ella se empeñó en que lo más probable era que no. No es que fuera optimista, sino que simplemente muchas veces prefiere no ver la verdad. Más bien al contrario, mi madre es tremendamente negativa. Antes de esta operación, cuando todos creíamos que era algo de no mucha importancia (dijeron que era un pólipo) ella sufrió varios ataques, no sé si llamarlos de ansiedad o de histerismo, o quizá de ambos. Es lógico, ya está harta de tantas operaciones, creo que cualquiera en su situación actuaría igual. El mismo oncólogo nos dijo que era lógico que tras haber pasado dos veces por la quimio tenga aversión a ella y le haya quedado alguna secuela psicológica. Es que lo pasó tan mal…
Parece que se está cumpliendo un poquito lo que pedí, que no le duela mucho. Los médicos también se extrañan de que no se queje del estómago. Es verdad, dice que le duelen los huesos, de estar tanto tiempo tumbada, pero sólo dice que el estómago le molesta un poco. Ojalá sea así y no le duela, por lo menos que no lo pase mal, por favor…
A veces miro a algún anciano y me enfado con la vida, con el mundo… Sé que no es justo de mi parte, pero tampoco me parece justo que gente llegue a más de 80 años y mi madre vaya a morir sin llegar siquiera a los 60. Aún será más joven que su madre cuando murió, mi abuela, que falleció con 61… Ella siempre decía que le habría gustado que su madre nos viera crecer, tenerla, para que por lo menos hubiéramos tenido una abuela…(Nunca conocí a mis abuelas)
Pero así es la vida, paso por estados, ahora estoy con la resignación, como demuestra esta frase…
Temí que no pudiera siquiera volver a casa, porque estos días ha estado mal y la doctora decía que se recuperaba mal… Pero creo que hoy va un poquito mejor…Ayer le hicieron mil pruebas y estaba harta, pero sonrió cuando le dí crema para las manos y para la cara, y cuando le di un pequeño masaje en la espalda… Me alegra verla sonreir, ese es otro motivo para no decírselo, no soportaría no volver a verla sonreír. Tengo un recuerdo de hace unos meses: es una foto de mi padre tumbado sobre el sofá y mi madre encima y los dos ríen a carcajadas. Los primeros días después de conocer lo que iba a ocurrir me dolía ver cualquier cosa de ella, una simple foto, una blusa…y más si por ejemplo, en esa imagen, se la veía feliz, porque sólo veía lo que iba a perder… Pero hoy, por ejemplo, es un dolor dulce, porque recuerdo momentos felices. Todos decimos lo mismo, cuando se vaya ya habrá tiempo de llorar, ahora es tiempo de disfrutar de ella todo lo que podamos, de hacerla sonreír lo máximo posible, de evitarle cualquier tipo de sufrimiento, de que sea feliz el poco tiempo que le queda…Espero que sea posible
La voy a echar tanto de menos… porque sólo quedarán recuerdos, fotos, imágenes… y no puedes abrazar un recuerdo, ni besarlo, ni sentir su beso, ni su abrazo, ni ver en tiempo real su sonrisa. Hay momento en los que no puedo…

26/08/2005
A veces me sorprendo de mí misma. De la forma en la que me lo estoy tomando, parezco realmente muy fuerte. Quizás todos están un poco sorprendidos también conmigo, parezco la más serena, la más fuerte…Y eso que llevo unos años en los que soy realmente una sensiblona, lloro por todo, por cualquier tontería… y ahora que realmente tengo motivos por los que ser así, no lo soy. Quizás es porque aún no me lo creo del todo, porque sé o creo que mañana aún estará ahí… y sé realmente que lo duro será cuando ya no pueda pensar eso, cuando se haya ido para siempre… Ahora ya no me duele tanto ver sus fotos o su ropa, cada día lo soporto mejor… No sé por qué hablo y pienso como si ella ya no estuviera, supongo que no es tan raro… pero a mí, cuando reflexiono sobre ello, sí me lo parece y además me siento realmente cruel al sentir así. Aún no se ha ido y ya estoy pensando en cómo será todo, en cómo me sentiré cuando ella ya no esté…Y me parece tan cruel y tan injusto sentirme así… Es como si le fallara.
Y tampoco puedo evitar sentirme así, como si le estuviera fallando, cuando estoy a su lado, y le digo que todo irá a mejor, cuando yo sé que no es cierto. Está decidido y aunque pienso que hemos tomado la decisión acertada al no decírselo, no puedo evitar pensar que quizás nos podemos equivocar y que sigue siendo injusto que ella no lo sepa. Todo esto es tan duro… Pero cuando realizo listas mentales sobre razones a favor o en contra de decírselo, gana siempre el no hacerlo. Si bien es cierto que es justo que ella lo sepa, todavía es más justo que pase sus últimos momentos de la manera más feliz posible y si lo supiera, creo que ya no volvería a sonreír ni una sola vez. Y esta razón vale más que cualquier otra, pero no sólo es por ella, también es por los demás. Ninguno creo que pudiéramos soportar que ella estuviera todo el día llorando y con una tristeza y dolor irremediables…Bien mirado, las razones para no decírselo son tremendamente egoístas, pero en el fondo también son pensando en lo que creemos mejor para ella…
He vuelto a leer lo que había escrito otros días, pero me doy cuenta de que quizás no debería hacerlo porque al final siempre me da el bajón y termino llorando de nuevo, como ahora, y lo que parecía que tenía aceptado resulta que no es así y sólo me sale decir: “Mamá, no te mueras”
No, no soy fuerte, y no voy a poder aceptarlo, no soy fuerte, sé que ya soy mayor, pero me siento como una niña asustada, como una niña que sólo sabe llorar y llorar y no puede hacer nada por evitarlo…

Hoy no lo llevo bien, estoy como al principio, me dan ataques de llanto continuamente. Parece que mi fortaleza se esfuma. Mami, no te mueras, mi mami…

Tengo que calmarme, pronto vendrá mi padre y no puede verme así, no puede ser…

28/08/2005
Estoy en un momento en el que no me lo creo, ¿cómo va a ser cierto? ¿cómo puede ser verdad que mi madre desaparezca para siempre? ¿y de una manera tan cruel e injusta? Son tantas veces las que le han operado, las que ha pasado por situaciones similares que no puedo creer que esta vez no pueda con ello, no puede vencerle esta enfermedad… Me recuerda estúpidamente a una de esas malas películas americanas en las que alguien tiene que morir obligatoriamente y aunque varias veces logre burlar a su destino, al final la parca vence… Es algo así lo que le ha ocurrido a ella con esta dichosa enfermedad… Supongo que aún tienen que investigar mucho sobre el cáncer, pero me da la impresión de que algunas personas tienen mucha más predisposición a él…
No es justo…

30/08/2005
Una noche más de nuevo a su lado en el hospital. Casi no ha dormido porque le dolía el estómago… Sigue con fiebre, temo que no pueda volver a casa, pero espero que sí… Por favor, que se le pase la fiebre, que vuelva a casa… y que no le duela, por favor…que no le duela…
Te quiero mucho, mamá…

31/08/2005
Parece que la fiebre le va bajando, a ver si pronto puede estar en casa. Sólo me queda pedir que todo termine aquí, que sea rápido para ella, que no sufra, por favor, que no tenga una larga agonía, por favor… Estoy serena la mayor parte del tiempo, pero ahora sí que sé que es porque la mayor parte del tiempo no me lo creo. Y todo el mundo siempre te pone los ejemplos de la gente a la que le habían dicho que le quedaba muy poco tiempo y luego se recuperaba milagrosamente o en realidad vivía mucho más de lo que le diagnosticaron los médicos. Y yo digo que no espero milagros, pero en el fondo miento: ¿cómo no vas a esperarlos cuando se trata de tu madre? Y me sorprendo sin querer a veces haciendo planes a largo plazo en los que ella está presente. Aunque sé que no puede ser. Entonces tengo que hacerlos pensando en que ella no estará, pero me doy cuenta de que es demasiado duro y prefiero dejarlos ahí, aparcados, e intentar pensar en cualquier otra cosa en la que ella no tenga nada que ver, u observar la tele, o leer, o cualquier otra cosa que mantenga la mente ocupada para no caer otra vez más en la desesperación. Sé que lo he dicho muchas veces, pero esto es tan, tan duro…
Y sobre todo no quiero caer en el victimismo, por eso no me gusta este pueblo, los cotilleos, la gente que se cree con derecho a inmiscuirse en la vida de los demás. En Madrid es diferente, nadie te conoce, y sólo lo sabrá quien yo quiera. Cuando murió la madre de una amiga, hace unos años, una señora le comentó a otra que había visto a una de las hijas paseando y riéndose, como si ese fuera el mayor delito del mundo. Por favor, desde cuando es un delito reírse por el hecho de que haya muerto un ser querido. ¿Por qué la gente es así? Por qué prefieren que te entierres tú también en vida si alguien cercano a ti muere, por qué desean verte todo lo infeliz que sea posible… No lo entiendo, cuando veo alguien que ha sufrido por algo así y cómo va recuperándose, cómo va rehaciendo su vida, lo que te embarga en un sentimiento de alegría, de consuelo, al ver que está mejor, o por lo menos, lo aparenta. Y creo que ese sentimiento es algo lógico. Pero no sólo me molesta que la gente se crea con derecho a decidir cómo debes sentirte y comportarte, sino que lo que más odio es el victimismo. No quiero que me miren como esa “pobrecita que pierde a su madre” No, yo soy la misma, con una situación diferente, realmente dura, pero al fin y al cabo, soy la misma. Odio esa cara de perrito que te ponen al mirarte, no quiero compasión, nunca la he necesitado y ahora tampoco la necesito. Sí quiero comprensión, empatía… pero no compasión. No me gusta dar pena, y siempre he aborrecido la gente que se aprovecha del hecho de sufrir una desgracia para hacerse la víctima y conseguir lo que quiere. No es justo para nadie, ni para el desaparecido ni para los demás. Odio el victimismo, siempre lo he hecho y creo que siempre lo haré. Pero lamentablemente hay muchas personas que incluso lo usan como una carta de presentación, y eso es algo que nunca entenderé. Aparte del hecho de que no se lo vamos a decir a ella, tampoco lo va a saber mucha más gente, sólo la familia más cercana y gente de muchísima confianza.

03/09/2005
Parece que hoy le dan el alta, se vendrá a casa, por fin, pero justo mañana yo tengo que regresarme a Madrid y mi hermana tiene que empezar a trabajar. En fin, no sé que prefiero. Quiero estar el máximo tiempo posible con ella, pero tenerla en casa y verle sufrir, que le duele, y además seguir ocultándole la verdad, creo que va a ser tremendamente duro. Es todo tan injusto… Creí que me alegraría de que volviera a casa, pero es que no sé qué va a pasar. Y llevo unos días con la absurda convicción de que esto no es real, o con la ilusión de que ella va a ser uno de esos casos milagrosos en los que al final se recuperan o por lo menos viven mucho más tiempo del que se les había pronosticado. En el fondo, sé que no, pero soy una niña ilusa agarrada a sueños irreales, sueños que van más allá de los típicos de cualquier persona pero verdaderamente imposibles, aunque sean mil veces más importantes. Ayer, a su lado, mientras ella dormía, o lo intentaba puesto que tenía los ojos cerrados, pensaba mil cosas, mientras los ojos se me llenaban de lágrimas. Y eso que prometí que no debía llorar delante de ella, pero mis ojos luchaban por controlar esas gotas que a su vez, pugnaban por escapar una y otra vez. Me resultaba tremendamente difícil no llorar, pero por fin lo conseguí. Entonces se me hacía un nudo enorme, o más bien, el nudo que siempre llevo, se agrandaba. De verdad, a veces, creo que no puedo con esto.
Siempre te imaginas que tus padres morirán cuando tú seas lo suficientemente mayor, no sé, cuando tengas unos 40 años, o más, cuando tengas tu vida hecha… No significa que ahí te duela menos, sino que quizás eres más maduro para afrontar el dolor. No soy una niña, con 25 años, ya no puedo serlo, pero siempre seguía siendo la niña de mi mami, y ya no lo seré nunca más. Aunque no puedo evitar sentirme como tal, una niña asustadiza y muy triste, pero sobre todo, tengo miedo, mucho miedo, miedo a vivir sin ella.