4 de noviembre de 2007
Tengo frío, mucho frío, no sé por qué no me voy a la cama ya...
Todos miramos hacia atrás con nostalgia, a veces, con pena... y no sólo cuando dejamos atrás a gente a la que no queríamos abandonar, sino también situaciones, vivencias que echamos de menos, que sabemos que nunca volverán a repetirse, que nunca volveremos a vivir.
Odio la nostalgia, pero es inevitable, prueba irrefutable del paso del tiempo y paradójicamente, prueba agridulce del paso de la vida. Triste, qué triste es mirar atrás y ver lo que nunca volveremos a tener, incluso lo que nunca volveremos a sentir. Resulta hasta doloroso pensarlo: recrearse en los buenos momentos pasados, en el presente se me antoja amargo. Es inútil hacerlo, pero imposible evitarlo. Y no queda otra que pensar que hay que mirar al frente y continuar, y pensar que la vida quizás nos guarde otros muchos momentos para volver de nuevo, en un futuro, la vista atrás y nuevamente, sentir el regusto amargo y dulce en la boca: ese regusto que deja la nostalgia, nostalgia incluso del futuro.
Mamá, te necesito y te necesitaré todos los días de mi vida, lógicamente, como muchos renglones que a veces, oculto, esto iba por tí. Te quiero.
Todos miramos hacia atrás con nostalgia, a veces, con pena... y no sólo cuando dejamos atrás a gente a la que no queríamos abandonar, sino también situaciones, vivencias que echamos de menos, que sabemos que nunca volverán a repetirse, que nunca volveremos a vivir.
Odio la nostalgia, pero es inevitable, prueba irrefutable del paso del tiempo y paradójicamente, prueba agridulce del paso de la vida. Triste, qué triste es mirar atrás y ver lo que nunca volveremos a tener, incluso lo que nunca volveremos a sentir. Resulta hasta doloroso pensarlo: recrearse en los buenos momentos pasados, en el presente se me antoja amargo. Es inútil hacerlo, pero imposible evitarlo. Y no queda otra que pensar que hay que mirar al frente y continuar, y pensar que la vida quizás nos guarde otros muchos momentos para volver de nuevo, en un futuro, la vista atrás y nuevamente, sentir el regusto amargo y dulce en la boca: ese regusto que deja la nostalgia, nostalgia incluso del futuro.
Mamá, te necesito y te necesitaré todos los días de mi vida, lógicamente, como muchos renglones que a veces, oculto, esto iba por tí. Te quiero.