2 de diciembre

El otro día mi padre habló con la doctora que la operó y ella le dijo que mi madre era muy fuerte, que ella pensaba que no iba a aguantar tanto tiempo. No lo entiendo, el oncológo nos dijo que eran 4 meses y todavía no son, aunque está cerca. No soy tan estúpida como para desconocer que no es exacto, que los tiempos son aproximados, y que a veces, se equivocan, que es algo que no puede saber con exactitud puesto que un cuerpo no reacciona igual que otro...Pero es que me molesta que aún creyeran que era menos tiempo y no nos lo dijeran. No sé, quizás es que tengo furia contenida porque no sé cómo enfrentarme a esto. Yo entiendo que también debe ser muy duro para ellos tener que dar estas noticias a los parientes, pero no les queda otra.
Hoy lo ha pasado muy mal, le dolía todo el rato, y yo me quedaba intentando consolarla, impotente, sin poder hacer nada. Y cuando ella llora, yo hago todo lo posible por intentar contenerme, porque yo no debo hacerlo delante de ella. Estaba harta, decía que ojalá se hubiera quedado en el quirófano en lugar de pasar por todo esto... Y yo claro, mintiéndole como una bellaca, y diciéndole que no dijese tonterías. Cuando muchas veces hasta yo misma pienso así, porque no quiero que sufra más. Pero luego, los pequeños ratitos que no está mal del todo, cuando sonríe (aunque cada vez es mucho menos a menudo), me arrepiento de haber pensado así y pido un día más, un momento más, un beso más, un caricia más... Y en momentos como el de hoy, cuando todo el dolor que está sintiendo se le viene encima y cree que no puede aguantar más, es cuando estoy totalmente segura de que hemos hecho bien, que no debimos decírselo, porque si no, estaría todo el rato así, porque le dieron demasiado poco tiempo para hacerse a la idea, para disfrutar lo poco que le queda. La gente que lo ve desde fuera, la mayoría no lo ve así. Yo tampoco lo veía así cuando la madre de una amiga mía pasó por una situación similar. Pensaba que ella debía saberlo, que era la primera interesada. Pero en serio, ahora en esta situación, estoy segura de que es lo correcto, de que realmente estamos haciendo lo mejor para ella, porque queremos que sea feliz alguna vez más, que sonría una vez más, que no se hunda, que cuando termine sea porque tiene que ser, no porque la tristeza ha acabado con ella y se ha dejado llevar...
Pero me sigue dando mucho miedo el momento en que llegue el fin, no puedo evitarlo. Ojalá no sufra más, ojalá sea durmiendo...Pero a veces, cuando suelta algún quejido de dolor un poco más fuerte, me asusto y siempre pienso: no, todavía no, por favor, ahora no. No quiero verla así, pero dejar de verla va a ser terriblemente duro, ojalá todo esto fuera simplemente una horrible pesadilla. Ojalá pudiera cambiarme por ella. Mami, te quiero mucho.