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Saturday, November 26, 2005

26 de noviembre

Hoy no estoy especialmente triste, sólo tengo la tristeza de siempre, esa que nunca se va, esa que siempre está ahí aunque yo esté sonriendo. Sigo llevándolo bien, bien claro está, en la medida que me es posible. Lleva un par de días que está algo mejor, pero sé que en realidad es porque está haciendo más caso y se está tomando toda la medicación que debe. Y esto me pone contenta, pero también me hace engañarme, porque al no verla con tanto dolor, pienso que todo es mentira, o que al menos estará conmigo más tiempo, que no le queda tan poco como nos dijeron. Sé que eso nunca se sabe, pero tampoco debo hacerme vanas ilusiones.
Sé que no soy especial, todo el mundo pierde a su familia, es algo normal, y además no suele avisar, pero a veces no puedo evitar sentirme como el ser más desgraciado del mundo. Y sé que no lo soy, ya lo dije, mi madre es maravillosa, como la mayoría de todas las madres del mundo lo son para sus hijos, y por eso, soy y he sido verdaderamente afortunada, por tenerla. Porque para mí, lógicamente, no podría haber tenido una mejor.
Ayer tuve un sueño muy extraño, había una especie de fantasma en mi habitación. En realidad se veía como una persona vestida de blanco y también tenía la cara pintada de blanco. Me dio miedo y me acurruqué entre las mantas. Y entonces yo me daba cuenta de que sabía perfectamente qué era aquella aparición. Se trataba de la muerte, me daba miedo y me escondí dentro de las sábanas todo lo que pude. Hasta que una idea pasaba por mi mente, y yo le hablaba sin palabras y le decía: ¿Ya has venido a por ella? No, quiero que pienses el trato que quise hacerte. Cámbiame por ella.
Y es verdad, he intentado hacer ese trato una y mil veces. Sé que es ridículo, pero ante la desesperación no es tan raro actuar así.
Luego, me desperté y me pareció seguir viendo esa imagen aún ante mí. Cerré los ojos llena de miedo hasta que me di cuenta que era una estupidez. Entonces los abrí y vi que la imagen era en realidad uno de los pliegues de la cortina en la penumbra.
La verdad es que sé que todo esto suena a locos, en serio, lo reconozco, a mí, ahora también me suena a locura. Pero, bueno, supongo que es normal soñar con tus temores más ocultos y más en una situación así. Pero de verdad que yo nunca antes había tenido un sueño así, tan real y extraño.
Ya despierta pedí que me la dejaran un día más, aunque sólo fuera uno más, pues sentía que no le había dado ese día todo el cariño que debía haberle dado.
Pero hoy ya es otro día, y lógicamente pediré de nuevo más tiempo, pues nunca será suficiente. Y aunque sé que un día no habrá más tiempo, también sé que nunca le habré dado todo lo que querría. Y eso sí es realmente triste.